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martes, junio 26, 2012

¿Qué hay que saber sobre los altavoces? Kit de supervivencia del instrumentista




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Fernando Girón


Si analizamos cada una de las piezas con las que contamos a la hora construir nuestro equipo, ocurre lo siguiente: no sabemos cuál es más importante. A veces nos volvemos locos pensando que una determinada parte de la cadena de nuestro equipo es crucial, y luego resulta no ser la más relevante, o viceversa. Personalmente creo que éste es uno de los casos del artículo de hoy. En muchas ocasiones me han llegado las cuestiones del tipo: “no sé por qué no me acaba de sonar bien mi equipo” o “no sé por qué no empasto”. Algunas veces suele ser por cuestiones ajenas, pero en muchas ocasiones se nos olvida prestar la atención necesaria a algo realmente importante: los altavoces.


Repasemos la cadena de elementos que solemos recorrer para alcanzar nuestro sonido. Comenzamos por la mano/púa, pasamos la guitarra, pedales, amplificador (previo/etapa) y por último llegamos a los altavoces. El hecho de que estos sean los últimos no significa que sean menos importantes, al contrario, en ocasiones son cruciales. En situaciones en las que por configuración y resto de elementos, el sonido que tienes es bueno, unos speakers que acompañen podrán multiplicar por diez ese resultado. Por el contrario, si tu sonido es malo y tus altavoces además no son la mejor opción, tu resultado acústico puede llegar a ser hiriente.


No sólo vamos a hablar de tipo de altavoces, también del tipo de recintos. Veremos qué combinaciones de altavoces y en qué formatos nos brindarán las mejores configuraciones. Pero antes de nada vamos a investigar y clarificar algunos conceptos técnicos importantes. Podremos así entender algunas cosas que posteriormente serán cruciales.


Cuestiones técnicas
La primera pregunta que nos debemos hacer es ¿qué es un altavoz? Debemos entender que el altavoz es la clave en el proceso por el que se convierte la información eléctrica, en información mecánica (o movimiento) y por último en información acústica. Por tanto, nos encontramos ante el encargado de trasmitir la información fuera del sistema. Para que la reciba el oído y, a partir de ahí, se envíe al cerebro en formato de impulso eléctrico, y que posteriormente las conexiones neuronales correspondientes la interpreten.


Cada altavoz es un individuo, así por tanto, debemos tener conciencia de qué parámetros nos van a indicar qué tipo de altavoz tenemos entre manos.


Respuesta en frecuencia. Es decir, cuánto de sensible es para cada uno de los rangos de frecuencias posibles. Cuanto más neutra sea la respuesta mejor, ya que el altavoz será más fiel al sonido original. Esto por supuesto en el caso de que el altavoz esté destinado a estudio o sonido HiFi. En el caso de que tengamos un altavoz destinado a un instrumento, es necesario que ayude a sacar las frecuencias que éste necesite.


Potencia. El altavoz posee una capacidad máxima de potencia eléctrica que puede soportar. Por tanto tenemos un umbral máximo que no debemos traspasar, pues al hacerlo, resultaría dañado. Éste es el concepto que hay debajo del típico interrogante, “¿de cuánto es esta pantalla?”. Dicho de otro modo, ¿cuanta potencia “le puedo poner” como máximo? Siempre es mejor tener un margen prudencial para no reventar el altavoz. Es decir, que el cabezal o sistema de amplificación tenga una potencia algo inferior al que el recinto (sus altavoces) puede soportar.


Impedancia. Representa la resistencia que ejerce el altavoz ante la fuente de audio, en este caso el amplificador. La unidad de media de la impedancia es el Ohmio. Existen varios tipos de posibilidades en cuanto a impedancia, pero las que utilizamos principalmente en instrumentos de cuerda son 4, 8 y 16. Si tenemos un altavoz a 4, tendrá una salida más “atacada” que si tenemos un altavoz a 16. Debemos evaluar que nos conviene por nuestra forma de tocar, estilo de música, etc. Por otro lado hay cuestiones que debemos tener en cuenta a la hora de conectar nuestros equipos. Es conocido que no debemos encender los equipos de amplificación al aire, es decir, sin conectar a ningún altavoz, ya que podríamos estropear el trasformador de salida. Por otro lado debemos tener en cuenta que la impedancia del altavoz debe ser igual o mayor a la impedancia de salida del equipo de amplificación. Por supuesto lo ideal es que sean iguales, pero hay ocasiones en las que no puede ser. En dicho caso debemos tener en cuenta la premisa anterior.


Si queremos conectar dos o más altavoces, lo podemos hacer de dos formas:


• Serie: Simplemente tenemos que sumar las impedancias, ahora sí, debemos tener presente que los altavoces tienen que tener la misma potencia, y que cada altavoz sonará a menos volumen, ya que se reparte.
• Paralelo: Si tenemos dos o más altavoces de la misma impedancia; I(n) = I/n donde I(n) es la impedancia resultante, la I es la impedancia de cada altavoz, y n es el número de altavoces. Es un cálculo muy sencillo que hay que tener muy en cuenta, para no sobrecargar nuestra salida de etapa.


Tamaño del altavoz. El tamaño del altavoz está directamente relacionado con las frecuencias, graves, agudas, etc., que será capaz de proporcionarnos. Si el altavoz es muy grande conseguiremos más graves, al igual que si el altavoz es más pequeño conseguiremos más agudos. Dependerá por tanto de lo que queramos conseguir y, por supuesto, de nuestro instrumento, o a lo que esté destinado. En las frecuencias que nos movemos, es decir bajos, guitarras, etc., los tamaños suelen andar entre 10, 12 y 15 pulgadas. Generalmente el altavoz de 12 pulgadas va asociado a las guitarras, el de 10” y el de 15” se utiliza para el bajo, aunque a veces para slide se utiliza el de 10”, y para algunos conceptos más bluesy, se pueden llegar a utilizar 15” para guitarra.


Podríamos alargarnos en la explicación, entrando más en profundidad y de forma muy extensa. Pero la idea no es hacer un “tocho” interminable y técnico. Digamos que lo expuesto es el “kit de supervivencia” para nuestro día a día como instrumentistas.


Recintos
Hasta este momento hemos hablado del propio altavoz como tal, pero debemos estudiar qué muebles y bajo qué combinaciones nos convienen más. Podemos comenzar con lo más pequeño, es decir, los recintos de 1x12” (esa nomenclatura especifica cuántos altavoces tenemos en el recinto y de qué tamaño son).


El 1x12” suele ser un recinto muy direccional, muy orientado a un sonido concreto. No suelen abrir mucho, por ser, en general, bastante comprimidos. Los medios y agudos se suelen resaltar frente a los graves. Una de las principales ventajas de estos recintos, es la facilidad de manejo y trasporte. Generalmente este tipo de recintos es genial para repertorios no muy contundentes y para clubs pequeños.


El 2x12”. Un término medio. Nos permite tener algo más de grave y pegada. Por otro lado, aunque el trasporte no es algo exagerado, ya no es tan fácil y manejable como el 1x12.


El 4x12”. Son los cajones más usuales si quieres tener todas las frecuencias más o menos equilibradas. Siempre con una tendencia a abrir el sonido, y a ser contundes, los recintos de 4x12” tienen la desventaja que han de ser trasportados por un par de personas. También hay que considerar el espacio que ocupan en el escenario.


En el concepto de bajos, existen los 4x10”, los 8x10” o el 1x15”, y a partir de ahí todas las combinaciones que se nos puedan ocurrir, pero por así decirlo, las opciones que hemos comentado son las principales que se deben tener en cuenta.


Principales ejemplos
“Celestion G12 Greenback”: Estos altavoces tienen su nombre debido a que su propia parte de atrás es de color verde. Tiene una respuesta en las frecuencias medias con un gran punch. Los graves están muy bien definidos. Su impedancia puede ser de 8 ó 16 ohm y una potencia de 25 W. Por tanto, aunque con una combinación de 4x12”, tenemos 100 W, para amplificadores de alta ganancia andaría justo. Posiblemente están pensados para el rango que va desde sonidos suaves, hasta sonidos Hard Rock. Pero para rollos de altas ganancias y sobre todo de altos volúmenes podemos tener algún que otro problemilla.


“Celestion Vintage 30”: Estos altavoces se caracterizan porque van destinados principalmente al sector rock. Concebidos en los 80, tienen una respuesta en graves increíble. Con 75 W vamos más que sobrados con cualquier amplificador. Genial para amplificadores de alta ganancia. Su característica más fuerte es lo cálido su sonido. Generalmente cuando tienes un altavoz que te permite dar volumen, tu tono se convierte en algo más rudo y seco, no es el caso del vintage 30, el cual nos proporciona ese punto “caliente”.
“Ceslestion G12T-75”: Este es un altavoz bastante común en concepto “muy rock”. Es decir, que tiene unos medios poderosos, y unos graves muy aceptables. Generalmente es bastante agresivo y ayuda a conseguir distorsiones más crudas. Personalmente veo una gran diferencia entre los dos casos anteriores y el G12T-75.


“Jensen”: Sobre esta marca podemos citar algunos modelos y en que situación se desenvuelven mejor: Por ejemplo para Rock/Metal tenemos los C12N, P12N, C12Q, C12R. En el caso de sonidos limpios, podríamos tirar por el P12R.


Conclusión
Los altavoces son herramientas más que importantes dentro de nuestro sonido. Personalmente le doy mucha importancia, ya que es lo que va a hacer que tu sonido te acabe de gustar o no. Entiendo el grave problema que supone encontrar la oportunidad de probar todos los casos y combinaciones. Es muy difícil estar delante de los tipos de altavoces más importantes, y tener la ocasión además de probarlos con los amplificadores que queremos combinar. Esto hace que nuestro conocimiento se enriquezca con la experiencia que vayamos adquiriendo con el paso del tiempo. Debemos abrir nuestros oídos para aprender en cada circunstancia.


Por otro lado existe el problema del trasporte; es genial soñar con tener un escenario lleno de pantallas (hay que soportar ese volumen), pero si la realidad es que lo acabas cargando tú, hay que buscar una solución. El objetivo es conseguir lo más cercano a ese sonido que queremos, sin tener la necesidad de ir al fisioterapeuta por cada concierto. Dos portes por noche, demasiado. Si no tienes una infraestructura para llevarlas, o simplemente la salas donde vas a tocar puede fundirse con tu “extra pantallón”, debes buscar una solución intermedia.


En el caso de altavoces se cumple una regla que no falla: apostando por los clásicos aseguras que va a funcionar. Lo cual no quiere decir que existan otras opciones más actuales que cumplan igual o mejor que las tradicionales apuestas seguras...


02/06/2009 


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